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Friday 19 of April 2024

El 70% de la población adulta no tiene acceso a créditos personales


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Si bien el desarrollo del proceso de vacunación parecería indicar que “ya pasó lo peor” respecto de la pandemia del Covid-19, la realidad es que los efectos nocivos en términos de economía tardarán un tiempo en sanar. Como informó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), si bien han mejorado las expectativas de crecimiento de la economía mexicana, el proceso será lento.

Según las proyecciones de Citibanamex y Banxico la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) oscila entre el 3.74% y 3.8%. Aún así, teniendo en cuenta que la contracción de la economía mexicana en 2020 fue del 8.5%, se considera que la recuperación se corresponde con un “rebote económico”. Todavía queda mucho por trabajar, principalmente el deterioro general del consumo y la precaria situación del mercado laboral: la tasa de desempleo actual volvió a subir y es del 4.5%.

En este contexto son muchas las personas que requieren han perdido sus fuentes de ingreso o requieren de sumas adicionales para hacer frente a gastos extraordinarios: gastos de internación o salud, pago de deudas atrasadas o incluso la compra de insumos para poder trabajar desde el hogar. Lamentablemente aún queda mucho camino por seguir para brindar ayuda a quienes se encuentran en esta situación. Conforme lo informa la Asociación de Bancos de México, 7 de cada 10 adultos no tienen acceso al crédito, y 53 por ciento carece de cualquier tipo de cuenta bancaria.

Para esta Asociación, la inclusión financiera es un factor clave para impulsar la recuperación económica. También destaca la importancia de los programas de apoyo lanzados por los diversos bancos y entidades financieras asociadas para mitigar el impacto de la pandemia en aquellos que tuvieran créditos vigentes. Entre marzo y julio del año pasado la mayoría de los programas se orientaron a diferir el pago de cuotas (capital e intereses), mientras que de octubre en adelante, el enfoque es la reestructuración de créditos.

Son varios los aspectos a desarrollar, tanto por el sector público como privado, para avanzar en la inclusión financiera. Uno de ellos, claramente es la llamada educación financiera. Es necesario que la población en general cuente con herramientas para conocer aspectos fundamentales para una vida crediticia sana, como aprender a determinar la capacidad de pago que cada uno tiene conforme a sus ingresos, aprender cómo calcular el interés de un préstamo anual, o desarrollar pequeñas estrategias de ahorro e inversión, entre otros.

Otra de las patas de la inclusión financiera es el incremento de la banca digital, como una herramienta que acerca los servicios de inversiones y créditos a las personas que se han mantenido excluidas del sistema bancario tradicional. Para las autoridades del Banco de México, el acceso mediante medios digitales se ha convertido en un imperativo de política pública. Para Alejandro Díaz de León, gobernador de dicha institución, “El reto es que la banca oriente sus esfuerzos al mayor uso de las redes de pago que ofrecen los mayores beneficios para sus usuarios y que también pueden tener un impacto decisivo en la inclusión financiera y llegar a más de 40 millones de mexicanos que tienen un teléfono inteligente y no cuentan con servicios bancarios”.